Muy profundo, en el anverso de sus emociones, Juana palpita, se abre Juana de flor y sombra, se interna por el pasillo de mañana. Juana y su pereza, Juana perdida en el tiempo del vacío, Juana anclada en una eternidad sin nombre... Esto y no otra cosa es lo que ahora se revela. En esta esfera nocturna y plácida, quieta todavía en el calor de la casa, con el sueño conocido y amado a su alrededor, Juana respira hondo y piensa en el corto espacio que es el puente entre universos, y se deja lamer por la calma de sus manos, y se deja esparcir por el cálido semblante de las letras, y se deja tocar por el humo voraz de un sosiego que la invade... y Juana se deja.
Una mujer descarga toda su existencia sobre una silla, confía su equilibrio a una mano derecha y a una vieja bandolera color verde...
ResponderEliminarUna espalda sobre sus hombros pesa, mas una leve sonrisa en la mirada deja entrever que todavía quedó niña sobre la silla lejana que esta noche sujeta a una mujer y a toda su existencia... y tal vez llora.
Qué remedio hay que dejarse...cruzar el puente de los abismos, serenarse, llenarse, soledad...compañia, la vida y la muerte, el conjunto...
ResponderEliminarAhora sí que sé q eres tú.Mil besazos de tu princesa Seli