La burbuja diaria




Juana Pérez se despierta despacio, con la mente serena y cerrada al multitudinario, dispar discurso de esas otras mentes tan reales y subidas a la verdad como la suya. Se encierra Juana en la almohada húmeda de inconsciencia, albergando la esperanza de los cambios que obliguen a la felicidad al otro lado de sus ventanas. En la sábana, un reflejo débil y terco hace ancla en las manos de Juana, cautivas y cambiantes como larvas. Juana apura el plato onírico, rebaña sus restos glotona de paz. El minuto de regalo para Juana Pérez, la oferta de armisticio antes del ladrido y la batalla.

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