Pollo a la cazuela



Sabe Juana encajar la muerte; trepanar cabezas es lo suyo y diseccionar sobre el mármol de la cocina. Juana Pérez sabe cortar cabezas y jamás le dio dentera sacarles los ojos en favor de un estilismo en el guiso. Son perfectas las uñas de Juana para eso; casi siempre largas, casi siempre limpias, las amontona sobre la piel muerta, las clava -cuchillas sensuales- igual en las nalgas de quien ama, que en la grasa despreciada de los cadáveres que come. Abre Juana los vientres como abre puertas y purga de menudillos el abdomen más exánime. Sus cuchillos alinean el espinazo, resquebrajan pulcramente cada vértebra dejando que la sangre unte las yemas de sus dedos inexpresivos. Sabe Juana encajar la muerte… cuando le llega muerta.

3 comentarios:

  1. ¡Muy bueno! Y muy descriptivo. Tanto, que mi aprensión hará que a partir de ahora compre el pollo ya trozeado. :-$

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  2. Me ha gustado mucho, pero para otra vez prepara mejor un arroz viudo...
    Tu hermana

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  3. Sí, este también es bueno. Me ha gustado cómo llamas ese utensilio de las mujeres.

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