¡Me aburro! Es el grito de guerra de Juana... y su madre lo sabe y entra al trapo desesperada y le esparce, soborno sobre la mesa, todos los recuerdos que de sí tiene escondidos: cuentos, fotos, abalorios desgastados... todos menos los de sus propios juegos de niña que nunca compartió. Los recuerdos de la madre acabarán siendo los recuerdos de Juana y entonces, aprenderá a leer.
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